¡Qué tiempos más asombrosos estos que nos han tocado vivir! Me imagino siglos atrás, cuando el hombre iba descubriendo el mundo a golpe de viento y la desazón que me invadiría porque en aquellas carabelas no hubiera un triste instrumento para enviar imágenes, vídeo o simplemente la narración escrita de las maravillosas -y duras- aventuras que los Magallanes, Colón y compañía vivían en primera persona.
En los comienzos del siglo XXI, el espacio es el océano atlántico de entonces. Y a día de hoy, la sonda Cassini es el Cristóbal Colón de la época. La gran diferencia es que la cámara fotográfica, el vídeo y la transmisión de datos ya está inventada, pero además podemos disfrutar de un servicio universal como es Internet -al menos en el primer mundo-, para asombrarnos con las maravillas que nuestro Colón contemporáneo nos va mostrando.
Cassini nos ha enseñado ya como son los relámpagos en Saturno y los hemos visto en vídeo, nos ha mostrado imágenes maravillosas de las lunas de Saturno: Rea y Helene, también hemos podido observar gigantescos chorros de hielo en erupción en Encelado, tenemos grandiosas imágenes de Tetis y Titan, unos primeros planos de enlado asombrosos, Jano y Pandora entre los anillos de Saturno y se nos ha puesto la piel de gallina escuchando los sonidos de Saturno.
Hoy, nuestra avanzada aventurera de principios del siglo XXI nos enseña esta maravillosa imagen de Rea en primer plano con un fondo de lujo, Titán. Ambas son las dos lunas más grandes de Saturno y aunque cercanas en la fotografía, los alrededor de 1,1 millones de kilómetros que las separan en el momento de la fotografía, nos dan cuenta del tamaño de Titán, borroso por su densa atmósfera compuesta en un 94% por nitrógeno y un resto de hidrocarburos como el metano, etano, diacetileno y propano entre otros.
¡Cuántas maravillas nos quedan por descubrir! Estamos en los albores de la exploración de nuestro sistema solar y los grandes transoceánicos y aviones interplanetarios aún están por construir. ¡Cuántas maravillas verán nuestros hijos y nietos! También serán afortunados como nosotros.